Las hemerotecas, una alternativa para escribir la historia

Luis Oporto Ordóñez, mayo de 2022

Las hemerotecas, colecciones de publicaciones periódicas, han sido privilegiadas para apoyar la investigación histórica, dada su naturaleza de crónica diaria que registra hechos de la vida social, política, económica, deportiva y cultural de la sociedad. Privilegian los diarios, pero abarcan a otros subgéneros de insospechado valor.

Las hemerotecas son cruciales para documentar el agitado tránsito de la clase política, ya sea en función de gobierno o en la acera opuesta. La prensa muestra la otra cara de la historia, la historia no oficial. Es la fuente complementaria idónea para apoyar la investigación histórica y los procesos sociales. La hemeroteca tiene un valor inusual para el ciudadano común, que busca datos de referencia personalísima, o información que respalde algún derecho, como sucedió a raíz de la Ley 2640 (11 de marzo de 2004) de Resarcimiento de víctimas de violencia política durante las dictaduras y la Ley 879 (23 de diciembre de 2016) de creación de la Comisión de la Verdad.

Sobre las hemerotecas

Hemeroteca deriva de las voces griegas: hemeré (día) y theke (caja, depósito), sitio que conserva la crónica diaria. El uso universal del término Hemeroteca fue propuesto por Henri Martin, en el Congreso Internacional de Bibliotecas celebrado en París en 1900.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la define como “Biblioteca donde se guardan, sirven diarios y otras publicaciones periódicas”. El Diccionario de Bibliología, de Martínez de Souza, remarca que es el “Depósito o sección de una biblioteca donde se conservan y sirven al público las publicaciones periódicas de una biblioteca”.

Las hemerotecas comprenden periódicos (diarios, hebdomadarios, quincenarios), revistas (mensuales, bimestrales, cuatrimestrales o semestrales), boletines y otras publicaciones periódicas (hojas informativas, revistas educativas, deportivas, suplementos y revistas de divulgación histórica, cultura, cocina, ciencia, automóviles, cine, música, moda, etc.); integran a publicaciones oficiales periódicas del nivel central del Estado (Órgano Legislativo: Redactores de la Asamblea Legislativa Plurinacional, del Senado y de Diputados; Órgano Ejecutivo: Colección Oficial de Leyes, 1825-1855; Anuario Administrativo, 1855-1950; Anales de la Legislación Boliviana, 1950-1960; Gaceta Oficial de Bolivia, 1960-2010; y Gaceta Oficial del Estado Plurinacional, 2010 al presente, y Órgano Judicial: Gaceta Judicial de Bolivia, y Gaceta Constitucional), Memorias y anuarios institucionales. A nivel departamental y municipal, están sus gacetas legislativas.

Principales Hemerotecas en Bolivia

En nuestro estudio inédito sobre la historia de las bibliotecas de Bolivia, identificamos las principales hemerotecas del país. El Archivo y Biblioteca nacionales de Bolivia, custodia la más completa en el país, producto del depósito legal; el Repositorio Nacional, es un espejo de la anterior; la de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, una de las mejores conservadas; la Hemeroteca Pública, con sala de consulta de periódicos del día; Biblioteca Municipal Andrés de Santa Cruz, que digitalizó varias de sus coleciones; UMSA, muy completa; Biblioteca Casto Rojas del BCB, con periódicos y publicaciones periódicas especializadas. Las hemerotecas municipales constituyen una veta inexplorada (la de Oruro custodia la colección del diario La Patria, desde 1919) y las particulares de insospechable valor para la interpretación de la historia (la del Partido Obrero Revolucionario de Guillermo Lora, la de Blas Rocabado y la sorprendente hemeroteca con más de 40.000 ejemplares del Centro de Información de la Fundación ‘Flavio Machicado Viscarra’).

La Hemeroteca del Congreso Nacional

La Hemeroteca de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional se desarrolla desde 1911. En ella encontramos 11 rarísimos títulos para el siglo XIX, 58 para el siglo XX y siete para el siglo XXI. Los más representativos corresponden a los periódicos El Cóndor de Bolivia del Mariscal Antonio José de Sucre; y El Iris de La Paz de Andrés de Santa Cruz, matizado por la prensa opositora: El Duende, El Correo de Encomiendas, La Opinión, La Tribuna, El Investigador y El Atalaya de los Andes. Posteriormente aparecen El Telégrafo (1858-1864), El Illimani (1871-1872), La Reforma (1871-1878), El Comercio (1873-1879; 1882-1883) y La Patria (1880-1883).

La prensa del siglo XX está relacionada a la vida política, atravesando a distintas facetas del liberalismo, el nacionalismo y el socialismo militar, con periódicos militantes que desempeñan papel crucial: El Comercio (1901-1908), El Diario (1917), La Razón (1917-1923, 1926-1952) y Última Hora (1931-1968), todos de La Paz; en el interior destaca La Patria de Oruro (1933-1934).

El periodismo contestatario surge con El Hombre Libre (1918-1920) y se consolida con La Calle (1936-1940). Existen algunos de esporádica existencia: El Fígaro, El Criterio, Las Noticias, Ahora, Tribuna, Tierra, Renovación, El Liberal. Al margen de estos, surge una constelación de medios, de los cuales 15 títulos existen en esta institución: El Estado (1902-1909), La Verdad (1910-1918; 1925), El Tiempo (1917-1921), El Norte (1918-1920; 1928-1930), El País (1918; 1927-1928), La Reforma (1921-1926), La República (1922-1925), Nueva Era (1926-1927), Universal (1933-1934), La Fragua (1936; 1943), Jornada (1936; 1966-1968; 1990-2000), La Noche (1937; 1939-1948), Crónica (1939-1941), Inti (1940-1941), Pregón (1945-1946), La Calle (1936-1946) y La Nación (1939-1940).

La Revolución Nacional privilegió a la prensa como instrumento comunicacional desde la Secretaría de Informaciones y Prensa, a la que se sumó la radio. La Nación, periódico estatal, identificado con el Movimiento Nacionalista Revolucionario, partido en función de gobierno, forjó el ideario nacionalista durante 12 años (1952-1964). La Iglesia Católica creó Presencia (1958-2000) que se caracteriza por su defensa del catolicismo y antagónico al ideal nacionalista; luego por su apego a la defensa de los derechos humanos en la época de las dictaduras (1964-1982). El Diario, fiel a sus postulados liberales, defiende intereses de la empresa privada y las dictaduras, en la misma línea se encuentra Los Tiempos de Cochabamba (1968; 1979-1980; 1991-). Hoy (1975-1998) y Meridiano (1982-1986), son de línea crítica. Es notable el curioso y raro impreso de Alfredo Ovando, II República (1965-1966) y el del General del Pueblo, Juan José Torres Gonzales, El Nacional (1970). Surgen periódicos afines a la izquierda: El Pueblo, Unidad (órgano del Partido Comunista de Bolivia), Lucha Obrera, Masas (órgano central del Partido Obrero Revolucionario), Control Obrero, Rebelión (órgano de la Central Obrera Boliviana), Aquí, semanario del Pueblo (1979-1990) ejemplo paradigmático de periodismo independiente.

Agosto de 1985, dio fin al Estado del 52. Surge un periodismo de defensa del modelo económico de libre mercado (Neoliberalismo), al que se sumó la televisión, con lo que dominan el universo mediático hasta 2005. Sostenido por la empresa privada y trasnacionales, monopolizan los medios de comunicación social, colocándolos a su servicio. Sobresalen los periódicos cruceños: El Mundo (1983-1984; 1986-1988; 1991-), El Deber (1989-), El Nuevo Día (1989-2000) y Estrella del Oriente (1996-); El Expreso de Oruro (1990-1992; 1994-1995), Correo del Sur en Sucre (1992; 1994-1995; 1997-1999); Opinión en Cochabamba (1992-); Gaceta del Sur de Potosí (1993-1994); El País (desde 1994), Ahora (1995-1998) de Tarija y La Palabra del Beni (1992-1995). La Razón (La Paz) (1991), inició defendiendo intereses del empresariado privado y pasó a ser afín al gobierno. Otros periódicos paceños son Primera Plana (1992-1998) y La Prensa (1998)

El siglo XXI, trae nueva propuesta de periodismo investigativo que se reclama ‘imparcial’, más que independiente. Página Siete (2010-) de manera natural recala en la derecha conservadora, convirtiéndose en crítico del proceso de cambio y de las transformaciones sociales de los gobiernos constitucionales de Evo Morales y Luis Arce. El semanario La Época (2001-2019; 2020-), de tendencia de izquierda, ocupa el espacio que dejó Pulso, un periodismo analítico-académico dirigido a la clase media, que se acomodó en la derecha conservadora (2000-2010). El gobierno de Evo Morales crea el periódico estatal, Cambio, apoyado por Radio Patria Nueva y la red de radios comunitarias, al que adscriben una red televisiva y un prestigioso periódico. El gobierno de facto de la senadora Jeanine Añez, cerró el periódico Cambio y creó Bolivia, el 20 de noviembre de 2019. El 1 de mayo de 2021, surge Ahora El Pueblo, periódico estatal del presidente Luis Arce.

El periodismo de izquierda, está representado por Alerta (2001-2019) y El desacuerdo (2013). Pukara (2006-2019) es indianista radical; Nueva Crónica y Buen Gobierno (2008-2015), afín a la derecha; La Malhablada (2013-2014), feminismo anarquista. Renacer, ejemplo de periódico editado por migrantes bolivianos en Argentina.

La sorprendente Hemeroteca de Blas Rocabado

Blas Rocabado (1861-1931), próspero comerciante de Coripata, hizo negocio con coca y el café, producidos en los Yungas de La Paz. El patriarca ilustrado suscribe a periódicos nacionales (vg. El Maestro Ciruela, 1908), El Burro, 1921) y extranjeros para mantenerse informado. A su muerte, su viuda Susana Ergueta, toma la posta y dedica su esfuerzo a documentar la guerra del Chaco: La Semana Gráfica (1932-1935); La Crónica (1933); La Gaceta (1934), que incluye prensa femenina: Revista La Última Moda; y Modas y Pasa tiempo. Su hijo Florencio Rocabado, el último papelista de la familia, documenta la Guerra del Pacífico (El Litoral, 1963-1967, 1971-1972, 1978; Antofagasta, 1966, 1969, 1976-1977, 1979; y Mar, 1969).