La Herencia de un Visionario de la Vertebración Caminera

Luis Oporto Ordóñez, 04 de agosto de 2021

El 23 de julio se conmemora el 196 aniversario de creación de la Biblioteca Nacional (1825), obra del mariscal Andrés de Santa Cruz, en su condición de comandante de la Gobernación de Chuquisaca.

Nombró como director a Agustín Fernández de Córdova, quien viene a ser el primer bibliotecario de Charcas independiente. El 30 de junio de 1838 pasó a tuición del cancelario de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca y en 1935 se fusionó al Archivo Nacional de Bolivia.

Ignacio Mendoza, a nombre de su familia, entregó el Archivo Particular de Jaime Mendoza, organizado bajo la curaduría del experimentado archivista Gonzalo Molina, al Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia.

Esta invaluable colección documental contiene sus estudios científicos y literarios, correspondencia particular con personalidades políticas, intelectuales y académicas nacionales e internacionales, recortes de prensa y obras bibliográficas.

Por decisión propia, los herederos de Jaime Mendoza, mediante acuerdo suscrito en 2020 con el ABNB, modificaron el estatus de custodia por donación, por lo que ese archivo familiar se denomina Colección y archivo particular de la Sucesión Mendoza.

Historia de Vida

Nació en Sucre el 25 de julio de 1874. Falleció en la misma ciudad, el 26 de enero de 1929. Fue médico, filántropo, poeta, ensayista, novelista, periodista y geógrafo. Ejerció como director de la Biblioteca Nacional por breve periodo de tiempo, fue docente de las asignaturas de Patología General, Patología Interna, Psiquiatría y Medicina Legal; fue decano, Rector de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier de Chuquisaca y director del Hospital psiquiátrico Gregorio Pacheco.

En su trayectoria política fue elegido como diputado y Senador de la República. Como periodista fue muy activo, llegando a dirigir La República (1917) y Nuevas Rutas (1919), y escribió en El Diario, La Razón, La Opinión y Fígaro (La Paz), La Mañana, La Prensa y El País (Sucre).

Fulgurante llabor en las Minas de Estaño

Graduado como médico con su tesis La Tuberculosis en Sucre (1901) decidió prestar servicios en hospitales de los minerales del norte de Potosí y la ciudad de Uncía, donde aquel flagelo hacía estragos en los trabajadores mineros.

En 1903 hizo una pausa en su trabajo para asistir a la campaña del Acre como médico militar, al término de la misma se reincorporó a sus funciones en el municipio de Uncía. En 1906 viajó a Chile a perfeccionar sus estudios, ocasión en la que conoció a Gabriel René Moreno.

A su retorno fue designado como el primer médico titular de la provincia Bustillos (17 de julio de 1911), cargo al que renunció para asumir como médico de la Compañía La Salvadora, célebre mina de Simón I. Patiño. Viajó por España, Francia, Alemania e Inglaterra, donde conoció a la vanguardia literaria hispanoamericana, entre ellos a Rubén Darío y Rufino Blanco Fombona.

Allí publicó su obra En las tierras del Potosí, con prólogo de Alcides Arguedas. En 1914 retornó a Uncía como médico titular de la provincia, en la que permaneció hasta 1921, año en el que fue contratado como médico de la Compañía Estañífera de Llallagua.

En esa época heroica, la función del médico titular de provincia requería sacrificio y dedicación, pues debía visitar por lo menos dos veces a la semana la Villa de Chayanta y poblaciones aledañas, acompañar al fiscal en hechos luctuosos o en casos de emergencia por epidemias, como se desprende del informe del subprefecto Roberto Lizarazu del 10 de junio de 1914: “En la estancia Pintata próxima 5 leguas de esta capital, indígenas dicho lugar, el 21 de los corrientes victimaron a 14 personas del mismo aillo. Acabo de disponer que Fiscal, Intendente con todo piquete y Médico Titular trasládense inmediatamente al lugar del suceso”.

Por su parte, un médico Titular de Colquechaca, en su informe de 14 de mayo de 1913, ilustra: “Para hacer estudio de la epidemia que se desarrolla en Chururi, encontré un rancho abandonado, cuando más al cuarto de legua de esta ciudad, donde pereció la primera víctima del flagelo que se está presentando entre la raza indígena de los alrededores.

Después de un minucioso examen, llegué a la convicción de que la enfermedad en cuestión es FIEBRE TIFOIDEA; probablemente ha sido importada del asiento minero de Uncía y que la primera víctima de esta enfermedad, ha acarreado el contagio para todos sus deudos”.

Producción Intelectual

Como resultado de su experiencia en las minas, con valentía denunció el lamentable estado de vida de los mineros del norte de Potosí. En su creación intelectual primaron cuatro vertientes: literarias, geopolíticas, historiográficas y científicas con la publicación de 17 ensayos sobre tuberculosis y psiquiatría, la herodosífilis, la tuberculosis, asimismo sus notas profesionales en Apuntes de un médico, La medicina boliviana, Epidemia tuberculosa, El trípode psíquico, La intoxicación moral y Notas psiquiátricas.

Aportes a la Medicina

En su desempeño profesional, fue innovador propugnando la sociomedicina, por lo que “creía firmemente que los médicos debían combinar correctamente el factor social con el científico, de modo que no se olvidaran del sufrimiento del paciente y de las consecuencias psicológicas que la enfermedad podía causar a este y sus familiares”, debiendo considerar en el tratamiento del paciente los factores socioculturales, además de los biológicos.

Es, consecuentemente, impulsor de aplicar métodos de psicoterapia. Se afirma que desarrolló el concepto del “trípode psíquico”, un esquema de tres niveles, aplicados de abajo hacia arriba, empezando por el instinto, la afectividad y la intelectualidad.

Por otro lado, se puede considerar como un pionero de la geomedicina que se ocupa de la dispersión de las enfermedades en el mundo.

Sus aportes literarios

En las tierras del Potosí generó controversia en Bolivia, pues denunciaba la explotación capitalista en las minas y la sacrificada existencia de los mineros, sometidos a trabajos inhumanos. Enrique Finot y Franz Tamayo la desestimaron. Por su parte, Alcides Arguedas y Fernando Diez de Medina, la valoraron. Sin embargo, en Europa fue muy bien recibida, y Jaime Mendoza fue considerado el iniciador de la literatura minera y uno de los precursores del realismo descriptivo. Rubén Darío lo bautizó como ‘El Gorki boliviano’.

Su obra señera es El Macizo Boliviano, en el que plantea la esencia de la identidad nacional en la alta cultura prehispánica desarrollada en el occidente, propugnando el determinismo geográfico, por ello sostenía que “el medio hace al hombre” y por tanto “la montaña fue un factor importante en la creación de Bolivia, así como la encarnación del destino histórico”, es decir la base misma para construir una gran nación.

Fue un visionario en la vertebración caminera, ya que “la carencia de vías de comunicación era el problema fundamental del país”, por lo que impulsó el proyecto de la carretera diagonal que lleva su nombre, que se concretó con la moderna vía asfaltada que conecta a los municipios de Colquechaca, Macha, Pocoata, Uncia y Llallagua con Sucre, en pocas horas. La importancia que le dio al acceso del Macizo Andino a la cuenca del Plata, le llevó a plantear la necesidad de “pisar fuerte en el Chaco”, no en un sentido belicista, sino en sentar presencia del Estado.

Reconocimientos

Jaime Mendoza fue reconocido con generosidad. Recibió el título de “Maestro de las Juventudes”, ganó las “Flores de oro”, se le otorgó la “Rosa de oro” del Círculo de Bellas Artes; Medalla de la Municipalidad de Oruro, Medalla de la Universidad de Chuquisaca, laureado como poeta en los Juegos Florales en Oruro y Sucre.

La Escuela Fiscal de Llallagua, una avenida de Sucre, el tramo carretero que inicia de la ciudad de Oruro hasta la ciudad de Sucre y los hospitales en Sucre, y Uncía llevan su nombre.