Trifonio Delgado Gonzáles (1910 - 1977): Cronista y Documentalista de Uncía Llallagua

Luis Oporto Ordóñez, 14 de julio de 2021

Nació en Uncía, el 18 de octubre de 1910. Falleció en Oruro, el 10 de mayo de 1977. Fue dirigente minero pionero, excombatiente, mutualista, diputado y escritor. Genuino obrero intelectual subversivo, militante de la izquierda anarquista, usó la palabra y la pluma como poderosos instrumentos para denunciar injusticias y plantear propuestas.

Niñez

El agro, el taller artesanal y la mina fueron su escuela de vida. Pasó su infancia en el hogar paterno, bajo el cuidado de su abuela Dominga Herrera. Su padre, fue sastre cortador. La masacre del 4 de junio de 1923, “la más horrenda que registran los anales de Bolivia”, marcó su existencia. En 1936, entrevistó a testigos y protagonistas y escribió una relación de los hechos, el contexto del distrito minero, los autores intelectuales y materiales, las víctimas y los mártires, las causas y consecuencias.

Trayectoria Laboral

A los 15 años ingresó como secretario en la sección Callapería (Uncía). Se alistó en la guerra del Chaco contra el Paraguay (1932-1935). En la posguerra se incorporó como peón en la Empresa Minera Catavi de la Patiño Mines. Desde el campamento de Catavi, denunció la triste y lamentable vida en las minas, a causa de la explotación capitalista. Describió el método de reclutamiento de sanos y robustos mocetones, que eran incorporados a interior mina, a una cuadrilla de perforación, donde se “debe pagar por el uso de explosivos, aire comprimido, perforadoras y mangueras, gasto de acero en barrenos”. Los obreros de interior mina, trabajaban “a plan de pala y polvo”. Denunció que en la pulpería, esencial para la subsistencia, “tanto el trabajador individual como el jefe de una prole de ocho miembros, recibía el mismo cupo. Whisky ‘Old Tom’ para los gringos; verdura y fruta para los empleados de oficina”. La Patiño Mines lo expulsó de Siglo XX.

En Oruro trabajó en la Empresa Minera San José, donde denunció el deplorable estado de los campamentos mineros: “el minero habita verdaderos tugurios, infectos, faltos de luz, ventilación e higiene, cuartuchos con techumbres semi ruinosas, focos desde donde se propaga la tuberculosis”; en Itos, encontró un “laberinto de míseras viviendas”. En la canchamina de la Compañía Minera de Oruro, escribió sobre el esforzado e inhumano trabajo de las palliris. Nuevamente despedido, pasó al Ferrocarril Machacamarca-Uncía, donde fundó el sindicato de trabajadores mineros. Se marchó a Mina Colquiri de la Empresa Minera de Oruro, como anotador de pulpería, hasta que fue retirado (1943). Fue víctima de las “listas negras” que Patiño, Hochschild y Aramayo implantaron en sus empresas.

Su Trayectoria política

Fundó la Federación Obrera Sindical y participó en la organización del primer Congreso Nacional de Trabajadores (1936), que procedió a la creación de la CSTB, dominada por el PIR. En Machacamarca fue elegido diputado a la Honorable Convención Nacional, en cuyo seno conformó el Bloque Obrero, que apoyó el Proyecto de Ley de Explotación de Bocaminas abandonadas en el cerro rico de Potosí, para su entrega al Sindicato de Mineros K’ajchas”; y para el cobro de cuotas sindicales por planilla y creación del núcleo educacional indígena en Sorasora, apoyada por Elizardo Pérez. Introdujo el “Régimen Social” que “la máxima conquista para la clase trabajadora” que reconoce “los derechos legítimos de la clase trabajadora del país” y fue proponente del “Régimen del Campesinado”. Fue munícipe, fundó la Asociación Industrial de Panificadores, integró la Sociedad de Socorros Mutuos de Artesanos, de la que fue Presidente (1952-1960). Fundó la Federación Orureña de la Mutualidad (1958) y la Confederación Boliviana de la Mutualidad, en la ciudad de La Paz.

Documentalista y Cronista Minero

Se auto-impuso la obligación de escribir sobre la vida de los sacrificados héroes del trabajo, sus necesidades y sus aspiraciones y la vida cotidiana de Uncía, entre 1934 y 1975. Formó “varios cuadernos de notas, escritos a pluma y tinta, muchos a máquina, preservados en un archivador”, fuente primaria única y de inestimable valor, “todas copias carbónicas dactilografiadas”, de las cuales fueron publicadas 162 artículos en La Mañana, La Calle, El Pueblo, Noticias, La Patria, Vamos a ver, Presencia y El Expreso (fundado por él mismo). Utilizó los pseudónimos, Gontrán Delgoff (1937-1940) y Gontrán Roca (1952-1975), para difundir sus ideas en “Eco obrero” (La Patria, 1934-1938) y “Palabras sencillas” (El Expreso, 1972-1975). Es reconocido como el primer cronista y documentalista de Uncía y Llallagua. Cultivó una biblioteca que nutrió su conocimiento, con autores nacionales y extranjeros. Muestra su preferencia por plumas fuertes y decididas, de lenguaje transparente, descarnado y diseccionador: Tristan Marof, Augusto Céspedes, Franz Tamayo, Fausto Reynaga, Guillermo Lora, Néstor Taboada Terán y Ramirez Velarde. Los quechuistas fueron su delicia. Con Fausto Reynaga, integró el Bloque de Obreros Intelectuales “Avance” y publicaron dos números del periódico contestatario; se relacionó con Federico Albarracín, “de raíces humildes, de inclinaciones intelectuales” y el poeta Paul Verlaine, quien “sopaba sus penas e inspiración en alcohol”. Su grupo íntimo de lectura, estaba conformado por Alberto Guerra Gutiérrez, Efraín Morote Best y Fernando Berthin Amengual.

Reconocimientos

La sociedad valoró su trayectoria de dirigente e intelectual obrero. Fue declarado “Ciudadano Notable” por el Municipio de Oruro, recibió la Condecoración del Chaco, Medalla de Oro de su Mutual, de la Sociedad de Panificadores y de la Fedexchaco. Dejó como legado su archivo hemerografico, su diario de campaña y sus escritos inéditos, custodiado por su hijo Guillermo Delgado, profesor en la Universidad de Santa Cruz, California, Estados Unidos, que dio a luz Cien años de lucha obrera (1984), Recuerdos de ayer, 1916-1929 (2011), Diario de guerra, 1932-1935 (2015) y Crónicas del periodismo minero, 1934-1950 (2018).