“El abismo ilustrado: depresión y arte de la mano” congregó masiva asistencia para apreciar obras e informarse sobre salud mental

MNA / La Paz, 15 Marzo de 2024

Lo que anoche se vivió en el Museo Nacional de Arte - MNA fue conmovedor e intenso: el conversatorio "El abismo ilustrado: arte y depresión de la mano" abrió las puertas para que la gente aprecie las obras de la artista Silvia Cuello a la par que además los asistentes recibieron información y valiosa ayuda de parte del psiquiatra Rodolfo López Hartmann.

Conscientes que éste es un tema sensible, el equipo del MNA llevó a cabo esta actividad no sólo porque encara la necesaria temática de la salud mental en Bolivia, sino porque demuestra que el Museo -dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FCBCB)- es un escenario empático y libre de estigma para reflexionar sobre depresión. Una institución que además del aporte cultural, otorga su grano de arena para encarar esta dolencia que aqueja tan fuerte a la población, incluso aquella población que desconoce que la padece.

Esta iniciativa se dio a partir de la exposición “El abismo ilustrado”, inaugurada en el Museo en febrero. Esta muestra se compone de 26 obras, cada una refleja una escena vinculada a la propia experiencia depresiva que padece la artista. Es así que complementamos la parte artística con el área profesional siquiátrica, junto al doctor López Hartmann, quien tiene una vasta experiencia y aporte a nivel nacional investigando y tratando población con trastorno depresivo.

Tras un diálogo en que los invitados respondieron similares preguntas, la artistas explicó uno a uno los cuadros que componen su exposición y contaba al público lo que había vivido en esos momentos de depresión: la baja autoestima, el cansancio extremo, el ostracismo, entre otras sensaciones determinantes y penosas que conlleva este trastorno mental. Luego, era López quien comentaba cómo siquiátricamente se encara cada una de esas características.

Tras culminar la explicación de las obras, el público tomó el micrófono y contó su sentir al ver las obras, o su testimonio en relación a la depresión. Fue conmovedora la honestidad de las muchas personas que verbalizaron tener depresión y aprovecharon para pedir ayuda profesional.

En este momento, además muchos agradecieron al Museo Nacional de Arte propiciar este espacio de diálogo y aporte.